EL COCODRILO MARTIN
Había una una vez un cocodrilo que se llamaba Martín.
Tenía siete años y estudiaba en el colegio Cocodristol.
Como se iba haciendo mayor, le empezaron a salir las muelas cocodrilescas -un tipo de dientes que te salen si eres un cocodrilo, al cumplir los siete años y tres meses-
Hasta este punto de la narración, para los cocodrilos todo es normal, excepto que cuando a Martín le salieron las muelas le empezaron a doler los dientes.
Su mamá Noelia estaba preocupada porque los dentistas cocodrilos no tenían ni idea de la causa de aquel dolor que tanto inquietaba a Martín.
Pasaron dos años y a Martín le seguían doliendo los dientes. Su padre que era banquero, propuso ir a la ciudad humana a ver si los dentistas humanos sabían la causa de aquel dolor. Así que, un día hicieron las maletas y se fueron rumbo a la ciudad.
Aquí es donde llega el trauma ¡papá había perdido la dirección y para colmo, el GPS se había estropeado! Pasaron delante de una puerta que ponía 'Doctor Carlos, cuida sus dientes sin tocarlos' Se decidieron a entrar.
Cuando entraron, todos los que estaban en la sala de espera, salieron corriendo a refugiarse. Todos menos el doctor y su ayudante.
Papán le explicó lo que le pasaba a Martín, pero el dentista se negaba a atenderles, pues le daba miedo la cara de Martín, que por el dolor parecía ser capaz de arrancarle la mano de un mordisco.
Al ver Martín que el dentista no estaba dispuesto a ayudarle, empezó a llorar sin consuelo, pero sus lágrimas no terminaban de convencer a Carlos, que pensaba que fingía para comérselo vivo.
De ahí, la famosa frase que termina con: 'lágrimas de cocodrilo'
FIN.
(Pena no tener los medios para insertar el dibujo del cocodrilo)